Y volvieron al mar 5 veces

10.12.2020

Desde pequeños los libros, películas, dibujitos y documentales nos han mostrado la rica variedad de mamíferos que viven en el mar. ¿Quién no se quedó sorprendido con las enormes ballenas, fascinado por los lentos manatíes o enternecidos con las focas bebés? Muchas veces es fácil pensar que, como viven en el vasto océano, todos son parientes, todos vinieron de algún mamífero terrestre que incursionó en el agua salada y originó todo. Nada más lejos de la realidad, y lo que aquí pretendo es esclarecer un poco la historia de estos fascinantes animales peludos visto que, increíblemente, se zambulleron ¡5 veces!

Hablemos, en primer lugar, de aquellos que quedaron a medio camino, un rato en el agua, otro rato en la tierra. Para hallar a este grupo debemos seguir la línea de los mamíferos del grupo Laurasiatheria, aquellos que se originaron en Eurasia, donde nos encontraremos con el orden Carnívora. Este incluye especies carnívoras y no carnívoras (a pesar del nombre), aunque todos parientes por presentar una "extensión" ósea bien arriba en la cabeza llamada cresta sagital, y unas muelas especiales: las muelas carniceras, de bordes afilados que cierran como tijeras para cortar carne. Este grupo, a su vez, se divide en dos grandes ramas, los parecidos a los gatos (Feliformia- gatos, hienas y suricatas) y los parecidos a los perros (Caniformia). Dentro de este último encontramos a los únicos tres linajes que siguieron un camino hacia el océano.

Iniciamos con, quizás, el más terrestre de todos: el oso polar (Ursus maritimus) de la familia de los osos, Ursidae, siendo pariente cercano tanto de los perros como de los siguientes caniformes. Si nos ponemos más específicos, sus primos más cercanos son el oso negro (Ursus americanus) y el oso pardo (Ursus arctus), vean que incluso llevan el mismo género (su apellido por así decirlo). Nuestro oso en cuestión vive por todo el Ártico que, como muchos saben, se está derritiendo a pasos agigantados dejándolo sin casita. Pero volviendo al punto, ¿Por qué decidió este oso volver al agua? Los biólogos manejan una fuerte hipótesis, aplicable también a los siguientes animales: por la comida. Imagínense: "soy un oso que vive en el mismo sitio que mis otros dos primos, todos cazando y comiendo casi lo mismo. Un día me acerco al mar y tengo la suerte de comerme una foca bebe. Y hay muchas focas bebé... y a mis primos no les atrae la idea de cazar cerca del mar. Lógicamente, me iré adaptando para explotar ese recurso y así no tener que competir en la tierra. Mejor me voy al agua." En el caso del oso polar, esta separación ocurrió hace 150.000 años y, aunque parece mucho, en realidad es tan poco para la evolución que todavía pueden cruzarse los osos pardos con los polares formando raros híbridos fértiles: los osos grolares.

Okey, nuestro osito se metió al mar ¿Qué le pasó para adaptarse a este nuevo ambiente? A diferencia del resto de osos, su cuerpo es más aerodinámico sin la joroba en los hombros típica del resto, teniendo las orejas y cola más pequeñas (otorgando menos fricción en el agua y menos pérdida de calor en el frío), más la cabeza con cuello largo (ayudando con la movilidad para atrapar presas); también tiene las patas más anchas para caminar sobre la nieve (hay que distribuir bien un peso de entre 350 a 800 kg para no hundirse), y para nadar. Para este último acto, rema con sus patas delanteras mientras sostienen las traseras planas como un timón. Por último, el mar está frío, por lo que, para aislar su calor corporal, posee una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje que retiene aire. Sumado a esto, su piel negra atrae la radiación solar y su pelaje translúcido refleja la luz haciendo que lo veamos blanco.

Continuando en la interiorización al mar, luego de los osos hay dos grupos que son hermanos: Pinnipedia (focas, morsas y lobos marinos) y los Musteloidea (mofetas, mapaches, hurones). Claramente los primeros los podemos asociar al mar ¿Y al otro grupo? Dentro de este hay varias familias de mamíferos, pero las que nos interesa es la familia Mustelidae, la de los hurones, comadrejas y nutrias. Si hablamos de agua, hablamos de estas últimas, y si hablamos de agua salada, solo nos referimos a dos especies en concreto.

Por un lado, tenemos a la nutria marina (Enhydra lutris), la más conocida gracias a los memes. Habita todo el Pacífico Norte, desde Japón hasta México, siendo el máximo depredador en los bosques marinos del alga kelp donde come principalmente erizos de mar. Los análisis de ADN indican que se separó de sus parientes más cercanos, como la nutria europea, hace 5 millones de años. En ese lapso de tiempo, fue adquiriendo sus maravillosas adaptaciones. Sus miembros posteriores son largos, anchos y aplanados, con membranas interdigitales para una mayor superficie y actuar de remos en el impulso; la cola también ayuda al ser corta, aplanada lateralmente y musculosa. Además, su quinto dedo (el chiquito) está más alargado para contribuir a la aerodinámica, aunque la vuelva torpe en su desplazamiento en tierra. Los miembros anteriores son más cortos y tienen garras retráctiles con almohadillas duras en las palmas que evitan el escape de sus presas resbaladizas. Así, para nadar se impulsa bajo el agua con movimientos sinuosos de la cola y miembros posteriores, hacia arriba y hacia abajo. A esto se le suma que al nadar pueden cerrar sus orificios nasales y auditivos para que no se les cuele agua.

Otra adaptación se refiere a retener calor y evitar mojarse tanto: un pelaje calificado como ¡el más denso entre los mamíferos! Gracias a eso retiene burbujas de aire que le ayudan a regular la temperatura y le dan una mayor flotabilidad. Sin embargo, ese útil pelaje requiere de mucho mantenimiento y limpieza y, debido a esto, la nutria marina posee un esqueleto inusualmente flexible que le permite acicalar todos los sitios de su cuerpo, en paralelo tiene una piel que se desliza fácilmente. Hablando de su piel, incluso tienen un colgajo a nivel de las axilas que usan como bolsita para almacenar alimentos mientras están flotando panza arriba para poder desayunar un ericito. Por último, no toda adaptación es anatómica, el comportamiento también se amolda. En este caso, las nutrias marinas duermen en el mar donde el oleaje y las corrientes oceánicas podrían arrastrarlas a la deriva lejos de su colonia, motivo por el cual, suelen envolverse en las algas que están ancladas al fondo o (la imagen más tierna que podrías ver de ellas) duermen sujetadas de las manos.

Sí, la nutria marina es fantástica. Sin embargo, acá, en Sudamérica, en toda la costa del Pacífico Sur desde Perú hasta Tierra del Fuego encontramos al otro mustélido que entró al mar: el gato de mar o chungungo (Lontra felina). Es más pariente de las nutrias que encontramos en los ríos de Argentina y es el mamífero marino más pequeño del mundo, con solo 80 cm de largo. Sus adaptaciones son básicamente iguales a la anterior, aunque con un cuerpo más estilizado. Por lo demás, sigue siendo poco conocida ya que es rara de observar y con poblaciones de difícil acceso para los investigadores.

Vayamos, ahora, al último grupo de carnívoros, los Pinnipedia. Como dijimos, comparte ancestro con las nutrias, y para que no quepa duda, en 2009 en el Ártico canadiense se encontró a Puijila darwini, pinnípedo extinto que vivió hace 21-24 millones de años ¿Y qué tiene de especial? Pues que es básicamente mitad nutria (su cuerpo) y mitad foca (cráneo y dentadura), y se asegura que sería una especie en transición puesto que sus patas aún no están modificadas en aletas.

Okey, este grupo se adentró al mar hace 20 millones de años, pero ¿Qué les pasó en el medio? Pues todos comparten tener el cuerpo alargado, extremidades cortas palmeadas formando aletas, ojos adaptados a la visión bajo el agua, pelaje poco denso y gran capa adiposa bajo la piel. Destacan sus bigotes llamados vibrisas, largos y sensibles que captan vibraciones en el agua de los peces nadando y transmiten información sobre el flujo de la corriente de agua.

Como la primera familia que se separó del resto encontramos a las focas y elefantes marinos (Phocidae), que habitan mares polares, templados y, una sola especie, mares tropicales. La manera más fácil de identificarlas es que no tienen orejas externas y su cuerpo en tierra tiende a ser rechoncho y se mueven arrastrando la panza. Esto último las hace ver graciosas, pero, pobres ellas, es porque sus patas posteriores están en una posición fija en la pelvis, dirigidas hacia atrás para nadar, por lo que no pueden rotarlas para caminar. Ah, pero en el agua son unas nadadoras olímpicas al usar movimientos laterales del cuerpo y las patas traseras como impulso, las delanteras al ser cortas y planas solo le dan dirección. Para pensar, el leopardo marino (Hydrurga leptonyx) alcanza 35 km/h y es el terror de los mares del polo sur.

Por otro lado, más emparentadas entre sí, están las familias de los lobos y leones marinos (Otariidae) con las morsas (Odobenidae). Los primeros están distribuidos en todos los mares, y en ellos sí encontramos un pequeño pabellón auditivo que los diferencia del resto de pinnípedos. En su caso, sí que pueden rotar la pelvis para que las patas palmeadas traseras se sitúen bajo el cuerpo y así caminar en la tierra. Otra diferencia es que al nadar lo hacen a la inversa de las focas, se impulsan con las extremidades anteriores y direccionan el nado con las posteriores. En la aleta anterior, además, el pollex (dedo gordo) está alargado y engrosado para poder "cortar el agua" durante la natación.

Finalmente, los odobénidos sólo tienen una especie actual, la morsa (Odobenus rosmarus), que vive en todo el Ártico y, a parte de sus característicos colmillos largos, presentan un pelo fino que recubre todo el cuerpo a excepción de las aletas, siendo estas útiles tanto para caminar como nadar. Y aquí las morsas combinan lo mejor de sus dos parientes, ya que para nadar se impulsan y dirigen con ambas extremidades, todo equilibrado, pudiendo en consecuencia llegar a profundidades de hasta 90 m donde consiguen su alimento favorito: almejas.

Bien, aún quedan dos ocasiones más que los mamíferos se adentraron al agua salada, y en estas oportunidades no volvieron a salir nunca más. Se trata de aquellos 100% marinos. Los que primero se animaron fueron los delfines, marsopas y ballenas (Cetacea), hace 50 millones de años. Si rastreamos a sus parientes más cercanos, debemos seguir todavía la línea Laurasiatheria y llegar a los hipopótamos. Sí, estos y las ballenas forman un grupo llamado Whippomorpha porque comparten características como poseer testículos dentro del abdomen, piel desnuda con pocos pelos y dar a luz en el agua, también bocha de genes en común, algunos ya inactivos en los cetáceos. Y si estos serían sus hermanos, los primos lejanos de las ballenas serían los rumiantes, como las vacas y antílopes, y mucho más lejanos otros artiodáctilos como los cerdos y camellos. Hoy en día, no hay duda de que estén relacionados, pero ya no tienen pezuñas y estómagos multicamerales, pues la evolución cambió muuucho a los cetáceos. Por último y para que no duden más, hay fósiles como Pakicetus y Basilosaurus, que demuestran esa transición de animal cuadrúpedo con pezuñas a animal con aletas y cuerpo largo.

Comentando rápido, sabemos que este grupo tiene las patas delanteras modificadas en aletas, redujeron bocha las traseras y desarrollaron una cola con aleta caudal, e incluso dorsal en algunos delfines. Además de varias adaptaciones fisiológicas y genéticas para vivir a gusto en el mar. Los invito a leer en detalle sobre estos y tantos otros cambios radicales en nuestro artículo titulado: "Bajo el Mar: Edición Gigantes", les prometo que no se van a arrepentir.

El último grupo que nos queda lo buscaremos en el linaje de mamíferos originados en África, los Afrotheria, ya que tienen testículos dentro del abdomen y hocico largo, móvil y táctil. Así llegamos al orden Sirenia, los manatíes y dugongos, que sí, dieron origen a los cuentos sobre sirenas. ¿Y quiénes son sus primos? Pues los elefantes. Sí, el animal terrestre más grande del mundo es primo de las sirenas, lindo plot twist. Hoy en día son muy diferentes, dado que se separaron hace 40 millones de años, no obstante este parentesco se confirma fuerte por los genes, por la falta de glándulas sudoríparas y por su corazón, con una profunda incisión entre los dos ventrículos (sí, son hermanitos de corazón). Así, desde hace millones de años los ancestros de los sirenios se metieron al mar para no salir nunca más, ni para parir, e incluso lograr el título de ¡Los únicos mamíferos marinos herbívoros! Habitan aguas tropicales e incluso incursionan en los ríos, cosa que los hace más visibles (y vulnerables) junto a su gran tamaño (hasta 4 m). Entre sus adaptaciones encontramos: igual que en cetáceos, patas anteriores transformadas en aletas y posteriores muy reducidas, y su cola desarrolló una aleta caudal. Esta es la principal parte que observar para diferenciar a las familias: los dugongs (Dugongidae) la tienen en forma de media luna y los manatíes (Trichechidae) en forma de círculo o pala. Otro cambio está en sus pulmones: ocupan toda la espalda, incluso por encima del diafragma, lo que les da mayor flotabilidad y los hace más estables dentro del agua. Por último, como habitan mares más tropicales, no es tanta la aislación necesaria, por consiguiente, su pelaje queda limitado a algunos pelos próximos a la boca y en el tronco (aunque los recién nacidos sí son peluditos), aun así tienen una considerable capa de grasa en la piel.

Recapitulando entonces, los mamíferos actuales decidieron volver al mar en 5 ocasiones: primero los cetáceos, luego los sirenios, le siguieron los pinnípedos y algunas nutrias, para ser el oso polar el último en aventurarse a ese mundo azul. Todos se adaptaron convergiendo en algunas soluciones, pero también inventando características que los hace únicos e incluso tan lejanos a sus parientes terrestres más cercanos. Por último, quiero recalcar que todos están unidos por iguales requerimientos ambientales y son dependientes de los ecosistemas acuáticos para sobrevivir, dependencia que los hace los indicadores más visibles de la degradación del mar. Si no lo creen, pregúntenselo a los osos polares, a las vaquitas marinas o a los manatíes de florida.

- Escobar, Guillermo Agustín
Bibliografía:

- Montero, R. & Autino, A. G. (2016). Sistemática y filogenia de los vertebrados, con énfasis en la fauna argentina. 3ra ed. Editorial independiente. Tucumán, Argentina. 627 pp
- Reidenberg, J. S. (2007). Anatomical adaptations of aquatic mammals. The Anatomical Record: Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology: Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology, 290(6), 507-513.
- Reynolds, J. E. (2007). Biology of marine mammals. Smithsonian.
- Uhen, M. D. (2007). Evolution of marine mammals: back to the sea after 300 million years. The Anatomical Record: Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology: Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology, 290(6), 514-522.
- es.wikipedia.org

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